La pasión de Cristo

Mel Gibson ha optado por ofrecer al pasivo espectador una inmersión sensorial apelando a la vista y al oído de una manera tan impactante que hasta el sentido del gusto se ve afectado como consecuencia de la angustia inducida. Una visión muy particular para unos hechos mil interpretados que da como resultado una película sobrecogedora (tildada de "apoteósis del 'gore'") por las situaciones que presenta, por cómo las presenta y porque, con variantes y eufemismos al uso en nombre del interés nacional, se siguen produciendo en nuestros días.
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