La guerra de los mundos

Desde un guión a medida, con precisión relojera y espectacularidad contenida, el director ha completado la visión convirtiendo la cámara en el narrador que relata el paranoico camino del cambio, plagado de demonios y polvo, que lleva a un ciudadano normal y corriente desde los patios traseros de New Jersey, vía Athens, hasta Boston.
Sin sotanas, sin discursos y sin galones, un hombre aprende a dar la cara porque, sencillamente, tiene un juramento de sangre que defender.
Cine ideológico por concepción, envuelto de papel taquillero, con unos alienígenas de casco imperial amparados tras máquinas de guerra hechas a su imagen y semejanza.
<< Home