Pactar con el gato




Cual artista del grafito urbanita, Joan Marimón ha afilado el lápiz en un guión sensible y ha dibujado, cámara afianzada en trípode, las emociones y vivencias de unos personajes proyectados por unos actores en natural estado de gracia para una fábula urbana actual, desarrollada desde los pros y contras del autoestop emocional y sustentada en la esperanzadora premisa de que hablando la gente se entiende pero con la subsiguiente deriva de que aún cuando se cante a dúo, en tal y cual, acaba siendo más natural pactar con un animal que con el personal.
El esperanzado pacto se sella con una apuesta joven, en producción, reparto y postproducción, que rubrica la sintonía entre sencillez, cuidado y contenido en una película que se publicita con un cartel insignia.


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