Living with war

Recibido GranPa, fuerte y claro. Cambio.
Aún jóvenes, todavía nos llamamos así. Cambio y cierro.
Bocadillos variadosComentarios de películas y música en torno a los 800 espacios. Un bocado de opinión para abrir, o saciar, el apetito. | |
Recibido GranPa, fuerte y claro. Cambio.
Aún jóvenes, todavía nos llamamos así. Cambio y cierro.
La historia, desprovista de la sotana de la controversia, queda en un relato de investigación deductiva apoyado por imágenes y localizaciones que ayudan a la asimilación del críptico misterio.
Ron Howard, director hábil y moderado, orquesta el flujo del relato: andante moderado en la primera mitad y hábil engatusamiento durante la segunda, acabando con una cámara que cae por su propio peso desde pie de calle hasta el profundo secreto, sin romper cristales ni trabarse en los radios que sostienen las piramidales cristaleras de lo masculino y lo femenino.
Y todo lo demás, es polémica. Y para la polémica, el sofá de casa no la butaca del cine.
La premisa de Ayurveda es despertar el natural equilibrio del sistema mente-cuerpo para curarse a sí mismo: tan válido en la era global de la Internet más nuclear como hace dos mil años y tan necesario en Oriente como Occidente pues vivir es un arte y la medicina marca las tendencias artísticas, si bien hemos de ser nosotros mismos quienes hemos de mantener un equilibrio en nuestras vidas; condición ésta necesaria pero, desgraciadamente, no suficiente.
Las lealtades humanas no son equiparables a las caninas y, por si no fuese suficiente, las necesidades de supervivencia son mayores en el Antártico que en el llamado mundo civilizado.
Los perros espabilan cuando el viento se lleva las banderas del campamento. Los humanos, personajes y espectadores, se adormecen en sus papeles y asientos mientras el director se aplica en mostrar el abismo natural que media entre la naturaleza de unos y otros. 'Ocho en el infierno' define la interesante vertiente de documental canino y 'Bajo cero' denota la sensación dramática del filme. Una película, dos sensaciones; ambas magnificadas por el Cinemascope.
Visión actual y actualizada de la suplantación más feroz, con sus anexos de manual de campo del buitre leonado urbanita, perfil psicológico del chat, cacería avanzada reversible y sutil medicina aplicada para un angustioso suspense malsano en torno a lo único.
Dos personajes y sus diálogos, en chat o verbales, dibujan el cuento del lobo feroz revisitado en estos tiempos de dudosas lecciones morales y peligrosas decantaciones hacia el fascismo más velado.
Y hasta aquí puedo contar, sigue en cines.
Un villano cruel y despiadado y un más difícil todavía en el guión al encandenar las imposibles misiones, como si una no bastase y dos fuesen insuficientes, resultando tres en una, juego retrospectivo con el tiempo incluido, en la conciliación de la profesión más inconfesable con la vida familiar más deseable, explosiones, combates y persecuciones, dosificadas y mezcladas hasta alcanzar el punto de consistencia que mantiene el sabor sin que se corte la mayonesa y sin que el trapecista caiga del andamio.
El espectador, por su parte, ha de aceptar ciertas convenciones que no van más allá de lo imposible y, algunas, que no pasan de lo previsible.