Plan oculto

Atraco con rehenes. No es una tarde de perros sino una larga noche que, con un guión de relojería y una puesta en escena hipnóticamente simbólica, da para un recorrido por las neuras, tensiones y valores de la sociedad americana en plena resaca post-11S, en donde los elementos diferenciales clásicos (racismo) son complementados con nuevos (desconfianza y prejuicio) y sustentados por dos significativos conceptos: la violencia como elemento cotidiano y vales tanto como lo que no se sabe de ti o la importancia de mantener la imagen que proyectas.
 

Se intuye un plan oculto tras lo que se ve y se oye por pantalla, sensación despertada por la bandera mural con el mensaje de 'Nunca olvidaremos' y alimentada por la dicción de la máxima monetarista de 'Cuando veas sangre en las calles, compra propiedades'. No obstante, si nos atenemos a las pruebas... todo apunta a un presunto atraco con rehenes.

Déjate llevar (Take the lead)

Pierre Dulaine, profesor de bailes de salón, se ofrece a dar clases gratuitas a los alumnos más conflictivos de una escuela de Nueva York.
 

Partiendo de este planteamiento propio de una película de terror, un bienintencionado guión y unas estratégicas escenas de baile definen el tránsito en el que alumnos (gratis, en la película) y espectadores (por el precio de una entrada de cine y si se dejan llevar) aprenderán valiosas lecciones acerca del orgullo, el respeto y el honor. Una terapia nada peligrosa y hasta beneficiosa que siguiendo la línea maestra de mestizaje cultural, entre lo clásico y lo personal, que vertebra el film y echando una mirada inspiradora a la máxima de "Sólo es joven quien tiene más sueños que recuerdos", me lleva a concluir que 'la vida es sueño y los sueños vida son'.